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** Camilo Rivero, presidente del Instituto Venezolano de Planificación Aplicada (IVPA), participó como ponente del Curso ABC del Mapa de Riesgo en el marco del Mapa de Soluciones y las 3R.Net, organizado por la Vicepresidencia Sectorial de Planificación, en el marco del Plan de Formación Masiva en Planificación Popular.
(Prensa IVPA/04-11-2022).- Con el fin de brindar herramientas al Poder Popular, que fortalezcan el ejercicio efectivo de la democracia participativa y protagónica, la Vicepresidencia Sectorial de Planificación, a cargo del ministro del área, Ricardo Menéndez, continúa con el Plan de Formación Masiva en Planificación Popular, que cada jueves se realiza sobre distintos tópicos de la realidad nacional e internacional.
Ante la llegada de las lluvias y las severas afectaciones que han provocado, se realizaron los cursos Cambio Climático y Desastres Naturales, Desafíos para la Vida y el Desarrollo, y el ABC del mapa de riesgos en el marco del Mapa de Soluciones y las 3R.Net.
Precisamente, en este último curso, Camilo Rivero, presidente del Instituto Venezolano de Planificación Aplicada (IVPA), disertó sobre cómo el sistema capitalista se ha convertido, desde la propia fase industrial, en una gran amenaza para la preservación del ambiente en el planeta.
Inició su exposición indicando que el hito histórico que desencadenó el empuje definitorio del capitalismo fue la revolución industrial, la cual por su propia naturaleza y dinámica es una gran afectadora del ambiente; no solo por la inmensa cantidad de recursos naturales que requiere como materia prima para alimentar los procesos productivos, sino por la matriz energética que utiliza para tales fines y para trasladar las mercancías producidas mediante los medios de transporte terrestres, ferroviarios, navales, marítimos y aéreos.
Igualmente, señaló que las distintas etapas desarrolladas por el sistema capitalista durante su devenir histórico han estado signadas por una constante: la tendencia decreciente de la tasa de ganancia del capital, la cual se constituye en el origen de las crisis sistémicas que han ocurrido recurrentemente; y que las “soluciones” planteadas por el sistema para superarlas están vinculadas con la incesante expansión de los mercados, cuya vorágine ha omitido precisamente las variables ambientales, con todas las consecuencias que eso ha tenido a nivel mundial.
«Recordemos la premisa de que la ganancia del capital se genera en la producción pero se realiza en el intercambio y el consumo, de manera que se tiene que transitar por todas las etapas del ciclo económico», agregando que esto «genera una vertiginosa expansión del comercio, debido a que todo lo que se produce tiene que ser posteriormente comercializado, tanto en el mercado interno, como en el mercado internacional».
Explicó Rivero que la enorme crisis estructural que estremeció los cimientos del sistema capitalista, producto de la gran depresión de los años 30, y ante la amenaza que significaba la expansión internacional del socialismo, provocó el surgimiento del Estado del Bienestar, lo cual, sin embargo, le impuso unos límites al proceso de expansión del capital. Esta situación fue “resuelta” a través de la creación de las irracionales sociedades de consumo, a los fines de ampliar los mercados del gran capital transnacional y garantizar la colocación de sus productos, aprovechando las economías de escala para ser más competitivos en los mercados internacionales».
De esta forma se impone el modo de vida americano, como el nuevo paradigma civilizatorio de la modernidad occidental y esto va a tener enormes consecuencias, sobre todo ambientales. «Estamos hablando de la estandarización de los patrones de consumo a escala internacional, mediante la aparición de fenómenos como la publicidad, las marcas comerciales, las modas y la creación de necesidades artificiales. Por supuesto, esto se traduce en comportamientos compulsivos y desenfrenados de consumo masivo, que debe tener correspondencia con unos patrones productivos acoplados a ese tipo de comportamientos», explicó.
Agregó, como un elemento interesante a resaltar, que, hasta entonces, la vida útil física de los bienes durables que se producían estaba en función de su desgaste por el uso permanente. «Llega un momento que cumplen su ciclo y deben ser repuestos para seguir satisfaciendo las necesidades de cada una de las personas». Sin embargo, eso cambió radicalmente. «Ahora estamos en presencia de la vida útil comercial de los bienes. En una sociedad de consumo, la mentalidad consumista te lleva a sustituirlos y desecharlos prematuramente, aun cuando todavía se encuentre en buenas condiciones de uso. Y ese ejemplo podemos extrapolarlo a casi todos los bienes que existen en estas sociedades de consumo».
Ese acoplamiento de los procesos productivos con la vida útil comercial de los bienes se materializa a través de la denominada obsolescencia programada, donde deliberadamente se producen bienes con una vida útil muy corta, porque los ritmos de la rotación del consumo así lo determinan.
En consecuencia, esos bienes terminan siendo desechados en un tiempo relativamente corto y convertido en “basura”, aun cuando se encuentren en buen estado y puedan seguir siendo utilizados.
«Así, vemos los “cementerios” de vehículos, celulares, computadoras e incluso de envases plásticos que terminan vertidos en los océanos. Una situación aún más preocupante son las inmensas toneladas de basura que son trasladadas desde los países desarrollados a los subdesarrollados, para que éstos sirvan de vertederos».
De tal manera, los devastadores y posiblemente irreversibles impactos ambientales que ocasionan estas sociedades de consumo nos están colocando en una encrucijada que pondría en jaque la existencia de la vida en el planeta, más aun cuando a partir de la globalización neoliberal “el gran capital transnacional ahora va a actuar a sus anchas y con todos los impactos ambientales, que ahora sí son a escala mundial, en unas magnitudes que costará revertir, más allá de los convenios internacionales que se han suscrito para atender esta problemática. No sé hasta qué punto puedan lograrse soluciones efectivas y sostenibles en el tiempo”, advirtió Rivero. (NAM)