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Víctor Luis Rodríguez Rojas / Economista, profesor universitario
La forma en que se va configurando el actual sistema económico mundial depende, entre otros, de dos procesos que se encuentran en marcha simultáneamente: el proceso geoeconómico y el proceso geopolítico.
El proceso geoeconómico consiste en la concentración y monopolización masiva y a gran escala de los flujos de ingreso y acumulación de la riqueza, por parte de pequeños grupos de corporaciones privadas transnacionales monopólicas, que dominan a escala global la oferta de bienes y servicios, los medios de producción y el dinero, en diversos sectores claves y estratégicos, como la ciencia y la tecnología, los medios de comunicación, la energía, la gran industria, el comercio internacional y el sistema financiero global.
El proceso geopolítico consiste en la lucha entre países y bloques de países para conformar un nuevo orden internacional, que deje atrás el orden unipolar, para transitar hacia un orden multipolar. Este es un proceso complejo, multidinámico y multifactorial, con implicaciones de gran envergadura en el sistema de gobernanza mundial, y muy especialmente en el orden económico global.
Partiendo de este marco, podemos anticipar que América Latina se encuentra en el centro de todas esas confrontaciones, por sus recursos naturales, en especial, energía, agua y minerales estratégicos, y por su papel clave en la conformación de los nuevos polos. Siendo así, el primer campo de batalla en la región es la economía.
En este sentido, tanto las corporaciones privadas transnacionales monopólicas, como los países imperios capitalistas, vendrán por nosotros, y la estrategia matriz es destruir los Estados nacionales soberanos e independientes, para imponer sin resistencia el modelo que más conviene a sus intereses. Las herramientas fundamentales para alcanzar estos objetivos son las guerras económicas, como la que han venido aplicando sistemáticamente en Venezuela o la toma de la cabeza del Estado como lo acaban de lograr en Argentina.
Desde la aparición de Javier Milei en el escenario regional, se podía percibir que estábamos en presencia de un agente de las corporaciones monopólicas, que venía a promover descaradamente, y con desparpajo, el modelo económico capitalista neoliberal en su versión más pura, que es el modelo que requieren sus amos, para imponer su dominio y hegemonía en las economías de la región.
En tal sentido, y apoyándome en el discurso que dio Milei en la cumbre de Davos, Suiza, resumo brevemente la esencia del modelo que le viene a Argentina, y que, de rebote, sirve de efecto demostrativo para los demás países de América Latina.
Javier Milei, presidente de Argentina, quien se hace llamar el “primer presidente libertario de la historia de la humanidad”, y acudiendo a una dimensión mesiánica, suele hablar de las “fuerzas del cielo” que lo sostienen en su misión refundadora y libertadora. Este vocero resume la tesis económica de las corporaciones monopólicas transnacionales en los siguientes términos:
- “Lejos de ser la causa de nuestros problemas, el capitalismo de libre empresa, como sistema económico, es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia a lo largo y a lo ancho de todo el planeta”.
- “El socialismo es siempre y en todo lugar un fenómeno empobrecedor, que fracasó en todos los países que se intentó. Fue un fracaso en lo económico; fue un fracaso en lo social; fue un fracaso en lo cultural”.
- “La justicia social, no solo no es justa, sino que tampoco aporta al bienestar general. Muy por el contrario, es una idea intrínsecamente injusta, porque es violenta. Es injusta porque el Estado se financia a través de impuestos y los impuestos se cobran de manera coactiva, lo cual significa que el Estado se financia a través de la coacción y que, a mayor carga impositiva, mayor es la coacción, menor es la libertad”.
- “Quienes promueven la justicia social parten de la idea de que el conjunto de la economía es una torta que se puede repartir de manera distinta, pero esa torta no está dada, es riqueza que se va generando en un proceso de descubrimiento. Si el bien o servicio que ofrece una empresa no es deseado, esa empresa quiebra, a menos que se adecúe a lo que el mercado le está demandando. Si genera un producto de buena calidad a un precio atractivo le va a ir bien y va a producir más. De modo que el mercado es un proceso de descubrimiento en el cual el capitalista encuentra sobre la marcha el rumbo correcto”.
- “Si el Estado castiga al capitalista por tener éxito y lo bloquea en este proceso de descubrimiento, destruye sus incentivos, y la consecuencia de ello es que va a producir menos y la torta será más chica, generando un perjuicio para el conjunto de la sociedad”.
- Milei define el libertarismo, tomando las palabras del liberal-conservador argentino Alberto Benegas Lynch, quien dice que “el libertarismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los individuos. Cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social. Donde solo se puede ser exitoso sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o mejor precio”.
- “El mercado es un mecanismo de cooperación social donde se intercambian voluntariamente derechos de propiedad. Por lo tanto, no existe el fallo de mercado. Si las transacciones son voluntarias, el único contexto en el que puede haber un fallo de mercado es si hay coacción. Y el único con la capacidad de coaccionar de manera generalizada es el Estado, que tiene el monopolio de la violencia”.
- “Un ejemplo de los supuestos fallos del mercado que describen los neoclásicos son las estructuras concentradas de la economía (los monopolios); sin embargo, estas estructuras presentan rendimientos crecientes a escala. El dilema que enfrenta el modelo neoclásico es que dicen querer perfeccionar el funcionamiento del mercado atacando lo que ellos consideran fallos, pero al hacerlo no solo le abren las puertas al socialismo, sino que atentan contra el crecimiento económico”.
- “La intervención del Estado es perjudicial, y la evidencia empírica demuestra que fracasó —porque no podía ser de otra manera—; la solución que propondrán los colectivistas no es mayor libertad, sino que es mayor regulación, generando una espiral descendiente de regulaciones hasta que todos seamos más pobres y la vida de todos nosotros dependa de un burócrata sentado en una oficina de lujo”.
- “Retomemos el camino de la prosperidad, que no es otro que la libertad económica, el gobierno limitado y el respeto irrestricto de la propiedad privada, elementos esenciales para el crecimiento económico. Si se adoptan medidas que entorpecen el libre funcionamiento de los mercados, la libre competencia, los sistemas de precios libres, si se entorpece el comercio, si se atenta contra la propiedad privada, el único destino posible es la pobreza.
- “El mensaje para todos los empresarios: no se dejen amedrentar ni por la casta política ni por los parásitos que viven del Estado. No se entreguen a una clase política que lo único que quiere es perpetuarse en el poder y mantener sus privilegios”.
- “Ustedes, empresarios, son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del período de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general».
- “No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo”.
Milei ha descrito, claramente, cuál es el escenario ideal para el capital monopólico transnacional: la libertad plena para los empresarios privados, ausencia total del Estado, mercados dominados por monopolios y exclusión total de las mayorías que no puedan participar o acceder a las dinámicas de la propiedad privada y el mercado, eliminación del apoyo social a esas mayorías. De ningún modo podemos subestimar este discurso. Milei solo es el mensajero.
En el contexto actual, un sistema económico donde predomine la propiedad privada de los medios de producción conduce inexorablemente, al mismo tiempo, a una concentración de la propiedad en pocas manos, lo que implica, a su vez, lo contrario: la carencia de propiedad por parte de la mayoría de la población. Esto conduce, como ya lo explicaba Marx, a que las mayorías que no son propietarias de medios de producción trabajen para los que sí tienen. Si añadimos a esto, como lo pregona Milei, la ausencia de Estado, estaremos garantizando un régimen de explotación atroz, que agravaría los niveles de pobreza y desigualdad en la región, la cual ya en estos momentos es de las más desiguales del mundo.
Definir un sistema como predominantemente de propiedad privada o empresa privada no significa que los derechos de propiedad sean ilimitados; en grado diverso están limitados por las necesidades de la política fiscal, y las empresas privadas siempre estarán sujetas al control del Estado.
Pues bien, lo que expresa Milei en su discurso es la esencia de la estrategia capitalista que ya está en marcha, por todos los caminos posibles. Ese discurso tratará de imponerse, siendo uno de los objetivos primarios socavar la confianza y el respeto de las clases políticas y las instituciones del Estado, en cada uno de los países de la región. En este sentido, se hace imperativo mantener la unidad nacional, elevar la pulcritud y la eficiencia de los gobiernos y de las instituciones del Estado, fortalecer el poder popular, concebir planes para el desarrollo económico y políticas económicas efectivas, que apunten fundamentalmente al crecimiento económico, la generación de empleo productivo y la consolidación del salario de los trabajadores; mecanismos estos que determinan la distribución de los ingresos y de la riqueza a lo interno de cada economía.
Fuente: Revista Amérika Latina y el Karibe. Nro. 16. Junio-Agosto 2024