
Con un enfoque transicional del Plan de la Patria el IVPA hace presencia en la FILVEN 2021
4 noviembre, 2021
DESAFÍOS DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA EN EL AÑO 2022
13 enero, 2022¡VETE YA! Descifrando las estrategias de la oposición venezolana

“El imperio no descansará para tratar de frenar esta Revolución que nació el 04FEB92,
y utilizará sus peones en distintas partes del mundo, no solo en Colombia,
aquí mismo en Venezuela tenemos una quinta columna de lacayos del imperialismo”.
Hugo Chávez Frías.
La Revolución Bolivariana tiene entre sus objetivos fundamentales la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI; mientras que la oposición venezolana tiene como objetivo supremo liquidar a la Revolución Bolivariana para que aquello no suceda.
Se evidencia, entonces, una relación antagónica entre la Revolución Bolivariana y la oposición venezolana, donde ésta última se nutre de una constante pugna, generando un continuo conflicto que haga imposible que la Revolución Bolivariana logre su trascendental propósito. Dialécticamente, se trata de una contradicción antagónica que forma parte de un mismo campo de juego (político), en la cual ambos bandos se encuentran en permanente lucha, hasta que uno logre desplazar del terreno al otro, superando así dicha contradicción. Esto es necesario tenerlo en cuenta, porque las partes desarrollan acciones de carácter ofensivas y defensivas que buscan consolidar sus respectivas posiciones y, al mismo tiempo, les permiten mantenerse en esa lucha permanente.
Al mismo tiempo, el imperialismo declara y manifiesta al mundo que Venezuela es una amenaza para su seguridad nacional, porque atenta contra sus intereses geopolíticos, tanto en el país como en la región. Por tal razón, activa a sus operarios internacionales y locales, de tal suerte que la oposición venezolana se asume como los operadores políticos del imperialismo estadounidense.
Sobre esta base, se entiende entonces que la oposición venezolana responde a las estrategias diseñadas fuera de nuestras fronteras; por tanto, no posee autonomía política para tomar decisiones sobre su accionar político dentro y fuera del país.
Desde su activación como operadores políticos del imperialismo norteamericano, la oposición venezolana ha actuado la mayor parte del tiempo de manera encubierta. Sin embargo, en los últimos años se ha podido apreciar una actuación en primera persona, sin caretas. De igual forma, ha sido público y notorio como en este último tiempo se han desatado sus luchas internas, acentuado las contradicciones entre los diversos factores que confluyen en este sector político del país. Todo ello, a priori, pareciera que atenta contra su objetivo supremo: acabar con la Revolución Bolivariana.
Para cualquier analista político desprevenido, estas actuaciones en apariencia torpes, sin sentido, erráticas y hasta sorprendentes, generarían desconcierto, pues son comportamientos carentes de lógica política, en función de los objetivos que persiguen.
Entonces cabe preguntarse ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Se puede concluir que la oposición venezolana es irracional? En mi opinión la repuesta es contundente: ¡No!
Desde el mismo día de la elección del comandante Hugo Chávez como presidente de la República, la campaña imperial en su contra comenzó a operar. Ya para los años 2000 y 2001, se difundía por todos los medios que “el país no iba aguantar, iba a ser destruido”. Por lo tanto, el factor imperial decidió que no había tiempo que esperar: ¡CHÁVEZ, VETE YA! Esa inmediatez se asumió desde el inicio hasta nuestros días, la estrategia no ha cambiado, sigue siendo la misma: ¡MADURO, VETE YA!
El imperio estadounidense asumió esta posición desde el principio, con la finalidad de eliminar a todos los líderes progresistas antes de que estos se consolidaran y se extendieran por toda la región. Así, la primera manifestación del ¡VETE YA! se da con el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002. Desde entonces, el ¡VETE YA! ha tenido diversas manifestaciones durante el periodo del comandante Chávez: violencia callejera, intentos de magnicidio, desestabilización política y social, y un desgastante etcétera.

El ¡VETE YA! no dejó siquiera que Nicolás Maduro tomara posesión del cargo, buscó estrategias políticas, recursos financieros, promovió alianzas internacionales para deslegitimar su presidencia, y, por tanto, zanjar la continuidad de la Revolución Bolivariana. El ¡VETE YA! consideró que la eliminación del comandante Chávez era el momento ideal para dar la estacada definitiva.
El ¡VETE YA! Condujo a la victoria electoral de la oposición venezolana en las elecciones de la Asamblea Nacional del 06 de diciembre de 2015, con finalidad de propiciar la derrota definitiva de la Revolución Bolivariana desde el Poder Legislativo, órgano fundamental del Poder Público Nacional en Venezuela; pues a partir de esta vía se borraría del mapa al chavismo en los demás Poderes: Ejecutivo, Judicial, Electoral y Ciudadano. Incluso, desde allí y a través de diversos mecanismos, suspender las garantías civiles e imponer medidas represivas, para acabar con el Partido Socialista Unido de Venezuela, sus aliados políticos y desaparecer el naciente Poder Popular.
El ¡VETE YA! intentó de todo: ultimátum a Maduro, abandono del cargo, incapacidad mental, ciudadano colombiano, gobierno “interino”, TSJ y Ministerio Público paralelo.
Una vez derrotada la Revolución Bolivariana, el ¡VETE YA! pretendía (y aún pretende) entrar al país con la habitación complemente limpia, esta es la esencia misma del ¡VETE YA! Por esta razón, el imperialismo estadounidense, sus operadores criollos y sus aliados apoyaron por única vez una vía electoral.
A medida que la guerra jurídica (lawfare) iba siendo derrotada, el ¡VETE YA! incrementó la aplicación de diversos manuales de guerra blanda, protesta no violenta, guerra multifactorial, guerra híbrida, entre otras estrategias. En adelante, la vía electoral más nunca habría sido considerada, el camino establecido por el ¡VETE YA! es excluyente del electoral. Es por ello, que no se puede decir que el ¡VETE YA! ha fracasado en el ámbito electoral (2016, 2017, 2018, 2020 y 2021), pues en realidad nunca se ha preparado para ello. Por el contrario, los intentos de caída y mesa limpia han sido diversos: golpes de Estado, violencia callejera, quema de seres humanos vivos, intento de magnicidio con drones, invasiones mercenarias, invasiones “humanitarias”, ataques a los servicios públicos, violencia a través del establecimiento de las Bandas Emergentes y Bandas Criminales (BACRIM), entre otras formas y maneras de producir el tan ansiado cambio de régimen. Derrota tras derrota, en las filas opositoras se ha generado caos, desgaste en sus bases militantes y electoras, y pérdida de credibilidad de sus principales dirigentes.
La pregunta entonces sería ¿Por qué siguen insistiendo en el ¡VETE YA! ante todos los fracasos anteriores? ¿Cuál es el mensaje ambiguo?
A partir del 22 de noviembre de 2021 se ha abierto un periodo de tiempo para tomar decisiones; entre ellas, si continuar con el ¡VETE YA!, lo que no podrá ser visible, probablemente, hasta el 2024.
Abandonar el ¡VETE YA! implica entre otras cosas: eliminar las sanciones, el bloqueo económico, el bloque petrolero, la devolución de activos en el extranjero, el fin del gobierno “interino”, entre otros; lo que, a su vez, significaría tres años de estabilidad política y prosperidad económica para el presidente Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana, el arranque de una economía diversificada y post-rentista, la recuperación de los salarios y del poder adquisitivo de las venezolanas y venezolanos. Este escenario situaría a Nicolás Maduro en una posición muy difícil de derrotar en el ámbito electoral, por lo tanto, todo indica la continuidad del ¡VETE YA!
El imperio estadounidense, sus aliados internacionales y sus operadores políticos criollos con mucha probabilidad mantengan viva la estrategia del ¡VETE YA!, a pesar de sus 22 largos años de fracasos. Mantenerla quizás haga posible que Nicolás Maduro llegue al 2024 mucho más debilitado. Incluso, esto pasa por la eventual activación del Referendo Revocatorio, sin olvidar que es una fase meramente de desgaste.
Por otra parte, EE.UU. no puede reconocer abiertamente que su estrategia, el ¡VETE YA!, y todos sus manuales aplicados en Venezuela hayan fracasado, es una derrota que no se puede permitir. De este fracaso tomarían nota los pueblos de América Latina y el Caribe… y más allá.
No olvidemos que el verdadero dueño del ¡VETE YA! es el imperio estadounidense, y este quiere una habitación completamente acondicionada a sus intereses hegemónicos, lo que presupone el total desmantelamiento de los logros alcanzados en revolución que proporcionan calor, seguridad y buen vivir al pueblo venezolano. Pero, al mismo tiempo, se encuentra ante sí, a un Poder Popular cada vez más organizado y cohesionado, en unión cívico-militar-policial; y un gobierno Bolivariano que ha sabido sortear las barreras impuestas por el aquél, proporcionando al pueblo venezolano los bienes necesarios para la supervivencia, a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Alimentos); las Farmacias Comunitarias y el Sistema de Gestión y Distribución de Medicamentos e Insumos Médicos Simón Bolívar (Medicamentos); así como el Sistema Patria, que ha permitido agilizar la entrega de las ayudas de los diferentes programas sociales, directamente a más de 21 millones de venezolanas y venezolanos. Al mismo tiempo, la combinación de estos y otros elementos, ha permitido un correcto manejo de la pandemia causada por el virus Sars-CoV-2, manteniendo la curva de contagio aplanada, los niveles de contagio y el índice de mortalidad bajos.
Nosotros no estamos batallando contra los factores de la oposición venezolana,
estamos enfrentando al imperio más poderoso, inmoral, cínico y asesino
que ha existido en toda la historia de nuestro planeta,
el imperio de los Estados Unidos”.
Hugo Chávez Frías.
Wilfredo J. Pérez Bianco / Periodista
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