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Hace 25 años, el 27 de noviembre de 1992, un grupo de civiles militantes de organizaciones revolucionarias y miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales se levantaron en contra de las políticas económicas neoliberales impuestas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, las cuales perjudicaron la vida pueblo venezolano.
Pérez Jiménez había asumido la presidencia de manera provisional, para luego ser nombrado sin tomar en cuenta la voluntad del pueblo. Su mandato debía culminar en 1957, pero ante sus intenciones de continuar al frente del poder anunció un plebiscito que le otorgaría 5 años más de Gobierno.
El ambiente se mezclaba con una fuerte represión liceísta de diferentes instituciones educativas de Caracas, que ya se había levantado ante un régimen de escasas libertades.
La mañana del 21 de noviembre, agentes de la Seguridad Nacional (SN) tomaron la ciudad universitaria desde las primeras horas de la mañana, en apoyo a la policía de Caracas. Esto propició la huelga donde participaron Antonio José “Caraquita” Urbina, Chela Vargas, Hilarión Cardozo, Ramón Espinoza, Alejandro Arratia, Héctor Rodríguez Bauza, Leticia Bruzual, Enver Cordido, Julio Escalona y Emilio Santana.
La vanguardia de las luchas estudiantiles se encontraba en la Juventud Comunista de Venezuela, organización que difundía una elevada conciencia política entre sus miembros, además de un alto grado espíritu de lucha y sacrificio. Gracias a esto, aumentaron en gran medida las acciones que derivaron en la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en 1958.
A pesar de la victoria estudiantil, los años venideros serían de fuerte represión y pocas oportunidades de ingreso a las universidades. La IV República, a través del pacto de punto fijo, mantuvo el terrorismo de estado contra los estudiantes. Fueron muchos los caídos en manos de las fuerzas represivas de ese tiempo: Yulimar Reyes y Sergio Rodríguez, por solo por mencionar algunos, que retumban en el corazón y la memoria del pueblo, asesinados incluso dentro del propio recinto universitario.
La juventud y el conocimiento siempre son sustratos para la rebeldía y el horizonte del estudiantado, que debe estar orientado hacia la construcción de un mundo sin injusticias.
Desde la llegada de la Revolución Bolivariana, han sido muchos los logros que los estudiantes han alcanzado, a través de la Misión Alma Mater, entre muchas otras políticas que garantizan la formación integral y la participación en la discusión y construcción de todas las aéreas estratégicas del país.
Conocer la realidad para transformarla